Wednesday, May 17, 2006


En un comienzo el recuerdo era pasajero, así que gozaba de cierta virtud, como un viajero que se ausentaba de casa durante largo tiempo, éste no volvía. Pero cuando llegaba le hacía aparecer las reminiscencias de otro tiempos, que ni siquiera sentía él que pertenecían a alguna época, sino a una coincidencia sináptica que el azar quiso, que creaba éste cúmulo de aventuras y/o desventuras que conspiraba contra cualquier situación en que se encontrase el individuo. Por ejemplo, podía estar sentado tranquilamente contemplando un atardecer, y el recuerdo hacía su aparición , llevando la mirada más lejos aún que el anaranjado sol, lo llevaba a una imagen que de pronto podría verse en blanco y negro, como una estática fotografía de La Jetté o simplemente con un ligero movimiento de veinticuatro cuadros por segundo. Un instante, un pequeño instante que lo hacía perderse y no saber el por qué del segundo que acababa de suceder o el por qué del estar parado en un lugar, o donde estuvo la milésima vivida en la etapa de conciencia anterior que simplemente se había saltado. En primera instancia no era para tener en consideración, desde niño sufría de estas oleadas del recuerdo, pero lo asociaba a que era algo normal de los seres humanos algo tan natural como lo era también que de pronto las cosas empezaban a agrandarse, personas generalmente, y él sabía que si perdía la concentración las cosas volvería todo a su original tamaño.

Un día sentado, en alguna barra de bar, hace un par de años, tuvo la idea que este repentino ataque del recuerdo no era algo normal, pues éste siempre llegaba en alguna situación y lo dejaba inmerso en imágenes o sonidos o colores, y siempre eran los mismos. Antes creía que la vida se componía de estas cosas, que la naturaleza del hombre lo hacía tener esta propiedad de que llegaran estos ataques del recuerdo y donde supuestamente cada uno tenía el suyo propio, con otras imágenes de otras vivencias reales y/o ficticias.

Todo cambió el día que despertó del sueño intranquilo, no convertido en insecto, estaba en un lugar que desconoció, supo que el recuerdo estaba con él, ahora silencioso, veía que estaba en la habitación de otro hombre, que de inmediato le trajo el recuerdo una imagen en blanco y negro de un tipo de joven, sentado en una plaza de algún lugar cualquiera. Sabía muchas cosas del hombre, pero no se atrevía el recuerdo a traerlas sino más bien era la simple idea de que guardaba la información. Se puso de pie, y nuevamente el recuerdo vino y le trajo el sueño en que estaba el mismo hombre en una barra de un bar. Entró en el baño y se miró al espejo, se reconoció como él, y el recuerdo de saber que era él vino a su mente, pero la imagen que veía de él en el recuerdo no era idéntica a él, sino una desvirtuación mental del rostro del individuo, pero una idea le hizo pensar que la apariencia entre el tipo del espejo y el tipo de la fotografía blanco y negro eran iguales. Prendió la ducha y mientras se calentaba el agua, el recuerdo volvió y traía imágenes del sueño intranquilo, y de su despertar. El recuerdo sabía que no se había convertido en insecto, y que en ese momento el recuerdo estaba con él, mientras silencioso, en el recuerdo abría los ojos y veía que estaba en la habitación de otro hombre. Mientras el recuerdo le traía una imagen cualquiera, en blanco y negro, de un joven hombre sentado en una plaza silencioso contemplando el atardecer, que simplemente recordaba una situación cualquiera como una estática fotografía de la Jetté o simplemente con un ligero movimiento de veinticuatro cuadros por segundo.


(fotografía: rodney smith)