Tuesday, April 11, 2006

el silencio estaba en el fondo del armario- así debía comenzar esto. es la última frase que leí en un libro. sin ser un homenaje, este es sólo un homenaje anónimo.

claro que debía haber comenzado ahí, que mejor que el closet para hacerme pensar sobre las profundidades, el negro, el agua y la infancia. sí, era blanco y me metí dentro cuantas veces, incluso subía hasta la última repisa donde podía acostarme y estar cara a cara con el techo. me gustaba estar cerca del techo, que mis manos no tuvieran que estirarse y tocarlo, incluso podía sentir como era tener la cabeza en el techo, aquel que desde mi cama se veía tan lejos. tal vez no exista la posibilidad que los niños tranquilamente miren los techos, tranquilos , meditabundo, que piensen en el blanco, en la lejanía y las profundidades, incluso los haga recordar el mar con melancolía. tal vez ahora crea que tuve muchos de esos momentos, mientras mi posición en la cama cambiaba, mi fisonomía sobre ella se transformaba. Aumentaba el largo de lo que mis pies alcanzaban el oscuro final, donde siempre está helado, donde me acurrucaba tantas veces, ese lugar el más oscuro y desconocido que tiene una cama. nunca ese momento pasó de un minuto, el silencio y oscuridad eran tales que era imposible aguantar mucho tiempo. incluso al pasar los segundos, el aire se ponía viscoso, impuro, estéril.

me sitúo ahora encerrado en el maletero de un auto, mi hermano lo hizo una vez, estuve cerca de 3 minutos encerrado, dando patadas al techo, que tranquilidad pensar el instante en que abrieron la puerta, cuando por fin hubo aire y consuelo.

hoy ha caído baudelaire, silenciosamente estaba en el suelo, dándome su espalda blanca, donde no había nada. la nadería de baudelaire que nunca ví. tal vez en una parte del sueño el estaba, mirando con sus ojos voyeristas que siempre tuvo, ojos que me contemplaron por varios años, casi cinco años, con una interrupción de tres días que fue el cambio de casa. estuvo su retrato siempre en la puerta del closet, aquella imagen que es mi única forma de reconocerlo, imagen que he contemplado casi todas las noches antes de dormir, mientras él con sus ojos atentos, siempre está observándome. a veces sus ojos son de ira profunda, a veces de indiferencia, a veces de sumo interés… incluso algunas veces no me miran. hoy está mirando el techo, junto a la cama. tal vez también sufría de aquella afición desde niño, contemplar los techos blancos.

el closet ha vuelto a su calma, tuvo una invasión de historias que causan asombro, miedo y humedad. Al agua se transformó de pronto en todo, hedor, tranquilidad, miedo e incredulidad. Agua que fue esperanzadora de que nunca significó nada malo, incluso el número tres de la cantidad de toallas, lo fue. El agua se vertió desde el techo, cayendo a la última repisa, que tal vez de niño hubiera trepado… entonces las toallas quedaron mojadas. no fue ningún fantasma con rostro de mujer , nadie había muerto en la tina del baño. nadie del otro mundo se había dado un baño y se había secado con las toallas, que habían sido guardadas en el closet mojadas.

sin serlo… y anónimamente, las palabras leídas me transportaron a homenajear, a mi acompañante de las noches, el celador de todos mis desvelos y sueños, el que me vio en la tristeza y la amargura, quien me vio reír hasta el cansancio, quien me observó mientras hacia el amor, quien me miraba mientras me masturbaba pensando en mi amada. a mi amigo baudelarie, quien ha caído - ¡pronto te volveré a tu sitio! - … y termino contigo, y abro al azar tus flores:

“ Deja, deja que mi corazón se embriague con una mentira

que me sumerja en tus bellos ojos como en un bello sueño,

y que dormite largo tiempo a la sombra de tus pestañas ”.

(fotografía: autorretrato + baudelarie)

1 Comments:

Blogger Louis Cyphre said...

Ahhh, ese Charlie, cómo me hace reir. No tienes idea de como se entretienen con Edgar aquí... (no se lo cuentes a nadie, pero ellos escribieron a Tarantino)

11:28 AM  

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